Atardece en la playa de mi verano. Yo sigo el murmullo de voces bajitas, golpeando con enormes vaivenes en la orilla. Busco energía, provocando el acercamiento original.
El principio de felicidad esta en esas manos blancas que me llaman a un cierto pasado. Regreso para repensar y retener. Pasos en la arena. Bocanadas de aire muy fresco.
Nada era tan difícil entonces cuando tu presencia fraternal jugaba en mi espacio. Ahora en cambio, mi pulso se detiene aun en estos días de tanta luz, donde el calor de cien grados no alcanza a cubrir mi corazón.
Yo deseo que vuelvas aunque sea en sueños , y que tu voz me despierte y yo no pueda entender tus palabras, solo tu pequeña boca al sonreír devolviéndole el sentido a este todo, que no es nada desde que tu música se detuvo en la hora infinita.